En un terreno de 405 m2, ubicado a 15 minutos de la ciudad de Los Ángeles, Jules Dervaes y sus tres hijos cultivan 350 variedades de hierbas, frutas y verduras orgánicas. Los 3100 kilos producidos sirven para abastecer el 90 % de la dieta vegetariana de la familia durante todo el año. Estiman que comen por menos de dos dólares diarios por persona. El excedente lo venden a restaurantes y compañías locales de servicios de comidas.
Por más de una década, hemos probado que cultivar alimentos propios en las áreas urbanas puede ser sustentable, práctico, exitoso y hermoso, explica la familia Dervaes en su sitio web. Ellos viven en Pasadena, la séptima ciudad más poblada del condado de Los Ángeles. Su casa se encuentra a 30 metros de la intersección de dos autopistas. El emprendimiento que desarrollaron ha demostrado ser un productivo modelo de agricultura sostenible, pero también un excelente ejemplo de un estilo de vida amigable con el medio ambiente.
Luego de encontrar una manera segura de alimentarnos con los cultivos de nuestro patio trasero, nos envalentonamos y quisimos ir más lejos. Comenzamos a usar energías alternativas para nuestro hogar y a fabricar biodiesel casero para nuestro automóvil, explican los Dervaes. También comenzaron a usar productos de segunda mano con la finalidad de reducir sus consumos. Para ampliar el proyecto inicial de la huerta, instalaron una granja de animales para producir huevos y fertilizante y colocaron colmenas de abejas. Junto con las nuevas tecnologías, comenzamos a adoptar los estilos de vida de las generaciones pasadas, agrega la familia.
Jules Dervaes había aprendido a cultivar en 1973. Sin embargo, el proyecto no comenzó hasta 2000, cuando se enteró de que se estaban introduciendo alimentos modificados genéticamente en el mercado. Así, lo que había comenzado como un pasatiempo, se volvió algo serio. Llegar a los actuales niveles de producción no fue sencillo, ya que el suelo con el que contaba no era bueno. Tuvo que trabajar mucho para incrementar la fertilidad.
En 2001, los Dervaes le dieron a la huerta el nombre de Path to Freedom («Camino hacia la libertad») y crearon un sitio web donde narran sus éxitos y fracasos. Su objetivo es inspirar a otras personas para que sigan su ejemplo. Cada vez será más urgente volver a los viejos estilos de vida. Lo que hacemos es mostrar qué cosas son posibles aquí y ahora e iluminamos un camino que otros pueden seguir, destacó Jules Dervaes en diálogo con The Permaculture Research Institute.
Mientras buscan seguir aumentando la productividad de su huerta urbana, la familia planea implementar métodos más eficientes para aprovechar el agua. Así, instalarán un sistema de filtrado de aguas grises para reutilizar lo que se drena por el lavabo y la bañera para descargar el inodoro. También diseñarán un sistema de canaletas para recolectar el agua de lluvia y almacenarla en cisternas.