La seguridad alimentaria, lo primordial

Un detallado análisis del panorama de la seguridad alimentaria en Colombia y su relación con el proceso de paz, realizo el Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano da Silva.

“El concepto de seguridad alimentaria es dar abasto a la población de una cantidad mínima de calorías y proteínas todos los días, seguridad que significa tener tres comidas al día. Colombia cumple con eso para la gran mayoría de la población, pero todavía resta un sector alrededor de un 10 % que no cumple con eso. Y eso es básicamente por la falta de ingresos, no tiene ingreso monetario para poder comprar los alimentos que necesita y no tienen acceso a la tierra o al crédito para producirlos” indicó Da Silva en su visita a Colombia.

De acuerdo con las cifras, en 1990 el 14,7 % de los latinoamericanos y caribeños vivía con hambre, más de 66 millones de mujeres, hombres, niños y niñas vivían a diario sin comida suficiente para llevar una vida sana y activa. Hoy el porcentaje se ha reducido a sólo 5.5 %, pero aún quedan 34.3 millones de Latinoamericanos y Caribeños que padecen hambre. “Todavía hay mucho que hacer, especialmente en la zona rural. La paradoja en américa latina es que los mas pobres y los que tienen menor nutrición son los campesinos, los pequeños campesinos y hay es que tenemos que concentrarnos” agrego el director de la FAO.

Y ha sido precisamente la zona rural colombiana la de más alta vulnerabilidad por los efectos del conflicto armado que enfrenta el país, comprometiendo la producción de alimentos por la destrucción de los cultivos, las restricciones a la movilidad impuestas por los diferentes actores armados, el desplazamiento forzado hacia zonas urbanas y las afectaciones al medio ambiente.

“Hoy en día, de acuerdo con nuestro diagnóstico de la FAO, hay hambre donde hay conflicto. Superado el conflicto se debe superar el tema del hambre y eso es lo que queremos hacer rápidamente”, añadió Graziano Da Silva al momento de explicar las razones de su visita a Colombia, y explicar que, “Entregue al gobierno nacional una propuesta que me había pedido el presidente y era la de formular un programa con el que la FAO podría cooperar con el proceso de paz en Colombia. Básicamente es apoyar el desarrollo productivo, la agricultura familiar y apoyar la obtención de la seguridad alimentaria y esta es quizá el mayor objetivo que vemos posible con ese proceso de paz”.

De acuerdo con esto, la amplia experiencia de la organización en programas de campo y trabajo con comunidades rurales vulnerables es la base de un trabajo que realizara la FAO como cooperación con el Gobierno Colombiano a través de unas herramientas de las que dispone para avanzar hacia la recuperación del campo e impulsar el desarrollo rural y la construcción de paz. Dentro de este encadenamiento se encuentran las Directrices Voluntarias sobre la Gobernanza Responsable de la Tenencia de la Tierra, la Pesca y los Bosques en el Contexto de la Seguridad Alimentaria Nacional. “Entonces hemos establecido con el ministro de Agricultura que en algunas áreas apoyaremos internamente a la cartera agropecuaria de acuerdo con sus demandas, como la de adecuar la ley de pesca ilegal de acuerdo con los tratados internacionales, pero también ayudar en la reformulación interna del Ministerio para incorporar una unidad que trate la agricultura familiar, apoyar al Ministerio en implementar un sistema de monitoreo de los programas. Todo eso lo vamos a hacer con los recursos de FAO y del ministerio”, puntualizo Da Silva.

Graziano Da Silva 1

«Colombia Siembra”, un buen camino

El Director General de la FAO, José Graziano da Silva, manifestó su apoyo al programa Colombia Siembra del Ministerio de Agricultura, afirmando que esta convencido que cumple con los conceptos de desarrollo productivo, agricultura familiar y seguridad alimentaria, “Colombia tiene una gran oportunidad y no necesita talar para ampliar la frontera agrícola, con Colombia Siembra hay un marco para las inversiones, cumple con los criterios de estímulo a la producción y la productividad y no sólo espera dar la semilla sino que tiene una oferta integral con crédito, asistencia técnica y también le apunta no sólo a los grandes sino también a los finqueros y pequeños campesinos”.

José Graziano Da Silva concluyo que ese conjunto de programas que fortalecen la seguridad alimentaria es lo que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), apoyara en Colombia, no solamente para las zonas en conflicto, sino toda la población rural del país que son alrededor de 12 millones de personas.

Vivienda rural, semilla de paz

68.227 familias campesinas que disfrutan de su nuevo hogar, estas  son cifras más que significativas al momento de hablar de balances de soluciones habitacionales para el sector rural en los últimos 5 años. Pero más allá de brindar bienestar a estas personas, la vivienda rural se ha convertido en una semilla que se siembra en el campo para la búsqueda de la tan anhelada paz. Así lo afirma el gerente del Programa de Vivienda Rural del Banco Agrario, Sergio Suárez Nieves, “Eso es semilla de paz y estamos cosechando con esa semilla paz, y estamos cosechando para que halla integración y unidad familiar, y para mí esa palabra es pertinente semilla de paz y cosecha de paz”.

Al momento de hablar de posconflicto en Colombia, los principales actores los encontramos en el campo y es allí hacia donde se deben dirigir las acciones que logren un impacto general para las generaciones presentes y futuras, siendo entonces la vivienda rural una herramienta fundamental para lograr los objetivos trazados. “El proyecto de vivienda rural lleva consigo el proceso de paz, porque la paz se construye con hechos, con obras, no con palabras, y el gobierno nacional a través de la asignación y entrega de estas soluciones habitacionales está demostrándole a los campesinos que van a tener un hogar digno que trae paz y tranquilidad al campo”, afirma Suarez, quien reitera que “ya hay 68.000 familias que están viviendo en su casa propia, ahí esta ya parte de ese proceso de paz, donde las personas tienen un hogar digno y así se ha ido construyendo la paz y así se comenzó a sembrar ese proceso, así se ha ido construyendo”.

Impacto de la Vivienda Rural

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El Programa de Vivienda Rural ya abarca gran parte del territorio nacional, impactando directamente a 826 municipios de 31 departamentos. Para desarrollarlo se han destinado 1.719 millones de pesos para la adjudicación de 113.837 casas. Esto permitirá cumplir con el objetivo trazado por el Ministerio de Agricultura en el 2013 de entregar 100.000 soluciones de vivienda a los campesinos.

Lo cierto es que en el 2015 se presentó un significativo repunte en la vivienda rural superando en 120 % la meta del Plan Nacional de Desarrollo y beneficiando a 18.317 familias. Para el 2016 se espera cumplir con el objetivo. “Las 32.000 viviendas que hacen falta para complementar las 100.000, pienso que las podemos cumplir al 31 de diciembre de 2016. Nos vamos a ganar un año más en cuanto a la entrega, porque se ha hecho una gestión muy positiva de la mano de las gerencias integrales, con todas las empresas constructoras”, asegura el gerente de Vivienda del Banco Agrario.

Evolución del Programa de Vivienda Rural

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El Programa de Vivienda Rural ha evolucionado, entregando nuevos beneficios a los campesinos que acceden a él, brindando mayor equidad y cubrimiento nacional.

A través de un decreto emanado por el Ministerio de Agricultura, se pasó de las convocatorias a un esquema de adjudicación que cubra las necesidades de las zonas. De acuerdo con Suárez Nieves, con este nuevo esquema “se analiza el déficit habitacional de la vivienda campesina de las zonas rurales y se distribuye por departamento intentando cubrir ese déficit.Con esta medida el Ministerio de Agricultura da una mayor cobertura y permite que quienes presenten los proyectos no solo sean las alcaldías y las gobernaciones. Ahora se incluyen entidades como las cajas de compensación, las ONG, las comunidades indígenas y afrodescendiente es un proceso mucho más abierto y de mayor cubrimiento”.

Adicionalmente el nuevo modelo de vivienda rural es más amplio, adaptado a la zona geográfica y las necesidad de las familias campesinas, “Veníamos de entregar unas viviendas de menor área, 36 metros cuadrados, con una inversión aproximada de 17 millones de pesos. Hoy con el nuevo esquema estamos entregando casas de 55 metros cuadrados y de una inversión de 35 millones de pesos, una vivienda más digna y acorde a las necesidades de los habitantes del campo con tres alcobas, cuarto de herramienta, cuarto de servicio, tanque de agua y con acabados de mejor calidad”.

Vivienda rural en el 2016

El objetivo del Programa de Vivienda Rural en el 2016 está definido, cumplir con la meta de las 100.000 casas entregadas a las familias campesinas.
Para lograrlo ya se trabaja en la asignación y orientación de los recursos, los cuales se definen desde la comisión intersectorial en la que participa el Ministerio de Agricultura, el Departamento de Prosperidad Social, el Banco Agrario, el Incoder y el Departamento Nacional de Planeación.

Para esta etapa se pasara de más de 100 operadores a uno solo, el cual será el encargado de la construcción y el acompañamiento social a las comunidades a las que llegue el programa. Este operador estará acompañado desde el Banco Agrario por un equipo técnico encargado de la revisión de los proyectos, un equipo jurídico a cargo de la parte legal y un equipo administrativo que apoya en la parte financiera lo que tiene que ver con pago de subsidios a las gerencias integrales y entrega de los recursos.

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«Todo esto con el firme propósito de seguir sembrando la paz en el campo colombiano a través de la vivienda rural», Sergio Suárez Nieves, gerente del Programa de Vivienda Rural del Banco Agrario.